El Goblin golpeaba rítmicamente los dedos de su mano izquierda sobre el mármol de su cocina mientras sostenía un pequeño trozo de papel de los que usaban sus camareros para hacer los pedidos. El palillo que llevaba en la boca iba de un lado a otro de la comisura de sus labios, signo inequívoco de que su cabeza estaba procesando el pedido. Y por el tiempo que llevaba haciéndolo, algo había salido mal en el proceso. Al cabo de unos minutos eternos, el jefe del asador pareció reaccionar y gritó:
- ¡Novato! ¡Desliza tu culo hasta aquí a la voz de ya!
El joven aprendiz de camarero escuchó la llamada desde el patio, miró al cielo, se disculpó delante de unos clientes a los que estaba tomando nota, y se dirigió raudo a la cocina.
- Dígame, amo y señor del restaurante... - dijo mientras realizaba una exagerada reverencia. Se había acostumbrado a tomarle el pelo así, en abierto, cuando descubrió que la sesera de su jefe no daba para entender las ironías.
- ¿¡Que cojones pone aquí!? - respondió colocando la nota a apenas unos centímetros de la cara del camarero.
A ver como se lo explico sin que me arranque la cabeza de un mordisco, pensó.
- ¿Recuerda a ese cliente especial, si, el pesado ese, que viene una vez al mes a dar por saco. Pues está en la mesa doce. Y quiere lo que pone ahí, tal cual.
- ¡Vamos a ver! ¿Te crees que soy idiota? Te he preguntado que pone aquí. Ya sé quien lo ha pedido, lo he visto entrar, y por eso he llamado enseguida a Susi Roses. Esta vez no nos pilla el toro. Te lo digo yo... - contestó mirando fijamente a su camarero.
<<¿Como carajos lo había visto?, sino había salido de la cocina. El Goblin era como el Ojo de Sauron, su mirada atravesaba cielo, tierra y carne.>>
- Pues lo que quiere esta vez es algo que tenga huevo, pasta o carne de buey. Palabras textuales. - contestó guardándose sus pensamientos para sí mismo.
* * *
Unos minutos después, mientras atendía otras mesas, se dio cuenta que su jefe se había sentado en la mesa uno. Se acercó y le dijo:
- ¿Que hace aquí gran jefe? ¡Que hay un montón de pedidos por atender!
- Me ha echado de la cocina zagal. Ha llegado, ha empezado a gritar, diciendo que mi cocina es un caos, y me ha echado fuera. Anda, ponme una caña.
Ingredientes:
Macarrones gigantes, carne de ternera y cerdo picada, puerro, cebolla, tomate natural, nata para cocinar, vino blanco semidulce, coles de bruselas, aceite, sal, pimienta, semillas de sésamo y huevo cocido.
Cocemos la pasta al dente en agua salada. Cocemos las coles y reservamos. Preparamos la salsa pochando el puerro hasta que esté muy hecho, le añadimos un chorro de vino, reducimos y añadimos la nata, salpimentamos. Lo pasamos por la batidora y lo colamos para hacer una salsa fina. Por otro lado hacemos el relleno, pochamos la cebolla, añadimos el tomate pelado y picado, después la carne y el vino, sal y pimienta. Dejar reducir, apartar del fuego y dejar templar. Rellenamos, con ayuda de una cucharilla, la pasta con la carne picada. Por otra parte salteamos las coles con un poquito de aceite.
Finalmente montamos el plato con la pasta rellena, salseamos por encima y decoramos con el huevo rayado y unas semillas de sésamo. Ponemos la coles de guarnición
Las fotos de la preparación pueden verse aquí
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